Galaroza es conocida por muchos motivos, pero dos destacan sobre los demás: sus huertas y sus carpinteros. Esta última es una actividad que se ha transformado en las últimas décadas, y como resultado muchos de sus talleres centenarios tuvieron que ser abandonados.

La construcción principal se compone de muros de mampostería y tapial, con forjado de rollizos y cubierta de chapa y fibrocemento. Cuenta con detalles constructivos singulares, como el empedrado original. Su rasgo más distintivo son las espaciosas naves del taller. La edificación secundaria comparte características constructivas semejantes. Sobresale el luminoso y generoso corral trasero, que dispone de un muro mampostería en su linde. Este patio comunica con la vía pública mediante acceso rodado independiente.

Esta casa se suma a una serie de proyectos singulares realizados para poner en valor las posibilidades que la rehabilitación inteligente ofrece. En este caso concreto hemos optado por hacer uso de los espacios diáfanos para otro tipo de negocio. Aquí hemos optado por la restauración, pero podrían ser otras actividades, como oficinas o espacio co-working rural, taller de artesanía, albergue, tienda espaciosa, taller de pintura, escultura, etcétera. Por sus dimensiones, y la existencia de un segundo edificio, se puede compatibilizar con el uso residencial.  Si bien ambas construcciones pueden habilitarse únicamente como espaciosa vivienda. En cualquier caso, la actuación siempre se beneficiaría de un extenso corral que amplifica el encanto del lugar.

Casa cormorán ha encontrado ya unos nuevos propietarios con los que trabajaremos en su recuperación como vivienda. Pero si busca propiedades semejantes puede contactarnos siguiendo este enlace, estaremos encantados de mostrarle otros inmuebles.