El gentilicio de Galaroza es cachonero —voz que procede del pero cachón—, en tributo a la larga tradición hortelana de la localidad. Y esta es una casa muy cachonera, pues durante generaciones ha servido de almacén de alimentos y de zarzo, para el secado del fruto de castaños y nogales.

Se trata de una construcción tradicional de muros de mampostería y cuidado tapial, forjado de rollizos y cubierta de teja vana. Cuenta con detalles constructivos singulares, como el empedrado original o las tablillas del zarzo. Su rasgo más distintivo son los espacios abiertos, patios y corral, que rodean el zarzo prestando las vistas de los montes cubiertos de vegetación.

Esta casa se suma a una serie de proyectos singulares realizados para poner en valor las posibilidades que la rehabilitación inteligente ofrece. En este caso concreto hemos optado por entregar el protagonismo al eje longitudinal de la casa, uniendo los patios del perímetro a través de una nueva estancia, que amplía la entrañable edificación original, sin alterarla en lo esencial. La historia del lugar nos lleva a proponer, asimismo, la recuperación del uso hortelano en el patio trasero. Si bien su amplitud permite multiplicidad de usos.

La casa alondra ha encontrado nuevos propietarios y ya no se encuentra disponible. Puede contactarnos siguiendo este enlace, estaremos encantados de mostrarle casas semejantes.